Esfuerzo



Cuando me despierto los fines de semana, entre cierro los ojos dejando entrar la luz solar a los primeros instantes del nuevo día que comienza para mi. Observo el reloj del celular, haciendo ojos achinados para no encandilarme tanto con el sol, y marca las diez menos cuarto.

Ni bien me hago del conocimiento de la hora que me desperté comienza la gran interrogativa y decisión clave. Sólo son dos las alternativas a elegir, cada una tiene sus consecuencias, tanto buenas como malas. "¿Qué hago?", me pregunto mentalmente mientras me pongo una mano en la frente haciendo como una suerte de visera y con un suspiro, poniéndome diez segundos como límite, elijo la opción que, en ese corto lapso, considero conveniente.

¿Levantarse o dormir un poco más?... ¿Porque cuesta tanto decidirse?, ¿Porque cuesta tanto levantarse? El primer esfuerzo ni bien nos despertamos, el momento culmine para elegir por una opción u otra es un placer o un esfuerzo, según la decisión que tome.

¿Qué es el esfuerzo? El esfuerzo puede catalogarse como un trabajo que se hace para conseguir un objetivo, una satisfacción. Para mi condición de estudiante universitario, las acciones que tengo a mi disposición que conlleven algún trabajo son casi nulas, salvando la cuestiones para levantarse en los fin de semanas.

Mas alla de la esforzada vida que puede tener una u otra persona, siempre tratamos de poner sacrificios propios por encima de los ajenos, haciendo saber al prójimo el trabajo que lleva tener nuestra vida. Este aspecto poco afortunado se debe a que nadie vive nuestra vida, nadie conoce como vivimos más que uno mismo y por eso desvalorizamos, en muchas ocasiones, los esfuerzos ajenos.

Ahora bien, ¿Qué sucede cuando un sacrificio muy grande es minimizado? Se podría considerar como un insulto, hasta como una falta de respeto hacia la persona que ejerce cierto sacrificio.

La existencia de personas que ponen a su disposición su integridad, tanto física, como psicológica para realizar esfuerzos enormes, dan cuenta de la capacidad de voluntad de las mismas porque muchas veces hacen sacrificios, no por la satisfacción, sino por deber, por supervivencia.

Muchas veces nos cruzamos con sujetos de éstas características y no nos damos cuenta, no advertimos la existencia de ellos en nuestra cercanía. La ceguera que tenemos todos por estos casos se debe a que, en muchas ocasiones, no está a la vista las secuelas o la misma acción de sacrificio.


Este texto va dedicado al abuelo que me crucé esta mañana, de camino a casa, que estaba cortando el pasto con la compañía de su bastón para poder sostenerse en pie. Un ejemplo de vida.

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