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Yo también

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   La infancia es eso que no recordamos con claridad, o que recordamos a medias. Esos momentos que recordamos con muchas nubes que incertidumbre, que cuando lo hacemos se nos dibuja una sonrisa en el rostro, con aires a nostalgia. Mirar todo desde abajo, sentir el olor del pastito recién cortado más intenso, sentir como la responsabilidad no caerá en mucho tiempo sobre tus hombros. Tener la chocolatada de las 5 de la tarde calentita, mirando dibujitos en la tele con la imagen media lluviosa porque papá todavía no llegó de trabajar para acomodar la antena. Y mientras tanto sentir el solcito de pleno octubre, tan cálido, como ponerse las medias después de bañarse, luego de que mamá las dejara apoyadas en el respaldo de la silla  cerca de la salamandra  para que se calienten.    Yo también jugué a la rayuela y pensaba que el 7 y el 8 era el descanso antes de llegar al cielo y volver a la tierra; yo también me hacía el fumador maduro con un filtro de Mal...

El Mate Viajero

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El mate viajero; el sonido de la alarma a las 6 de la madrugada; el perro del vecino que ladra temprano; el sol de la mañana; los pajaritos del mediodía; las palomas que no se dejan agarrar; el enojo de mi viejo; la paciencia de mi vieja; las risas de mi hermana,; el apuro de las ciudades grandes; la tranquilidad de los pueblos; los tarifazos; las quejas; la alerta del noticiero; Lázaro Báez, Macri y Cristina; el billete de dos pesos que me encontré la otra vez en la vereda; el olor a césped recién cortado; el fútbol del domingo; las dos finales que no fueron; el linyera que se lleva el cartón de las calles; el taxista y Uber; el chicle sin sabor que te cansa la mandíbula; las verduras transgénicas; las frutas que no tienen el mismo sabor de antes; la pelota pisada por un auto; las plazas vacías; las sombras refrescantes del verano; los paros y piquetes; las banderas partidarias; los guardapolvos sucios y sus tiras rotas; la mala educación y los mal educados; los profesores y ...

Ahora tu mente es mía

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Ahora tu mente es mía... Sí, es mía. En este mismo momento te prestaste voluntariamente para que en las próximas líneas yo me adueñe de tu cabeza y te lleve a viajar por los pensamientos que yo quiera. Cada una de las cosas que yo escriba a continuación las vas a imaginar, las vas a pensar sin que puedas oponer ninguna resistencia, a menos que dejes de leer en este mismo momento, obviamente. Seguramente pensarás que soy un soberbio, agrandado o estúpido. Miralo de la manera que más te guste o plazca pero si seguís leyendo estás prestándote cada vez más para llevar a cabo mi cometido. No te asustes ni tengas miedo, aunque quizá estás pensando que es divertido. Estoy casi seguro que estarás imaginando que es una pavada lo que leés y que yo soy aún más pavo por haberlo escrito.  Igual quedate tranquilo/la que no soy ningún raro. Sólo soy un castor. Sí, como lo leíste, un castor. Seguramente imaginarás un castor escribiendo este texto en una máquina de escribir en este p...

La Noche

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Que se yo, son cosas inexplicables. Son momentos del día que se prestan para eso. La imaginación vuela a lugares inimaginables y desconocidos. La mente empieza a hacer un trazo de ideas y terminamos con un dibujo lleno de esperanzas y ánimos suficientes como para pensar que con un dedo podemos mover un elefante. La noche nos hace creer que vamos a hacer en cosas que casi con seguridad, al dia siguiente, lleguemos a la conclusión de que estábamos locos de pensar cosas así. La noche nos hace fantasear mas que en cualquier otro momento del día. Es algo que solo pasa y ya. No hay mas vuelta que darle. Es algo concreto y sencillo. Algo que la mayoría de nosotros lo ha experimentado. La noche nos hace sacar fuerzas de donde no sabemos. Esa fuerza que solo se revela de la nada y nos hace creer que podemos enfrentar a cualquiera sin ningún tipo de inconveniente. La noche nos hace sentir que todo se puede. Que con un poco de esfuerzo podemos llegar a todas nuestras metas si...

Silencio

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     El sonido del silencio absoluto en medio de una oportunidad para la tranquilidad más profunda, el espacio excelente para que la mente domine al cuerpo y este último se deje llevar. Esa sensación inigualable de sentir que la voz de tu mente se alza hasta un punto tal que se podría imaginar que se está hablando en voz alta. Miles de pensamientos juntos, rápidos como si fuese que la mente trabajara a la velocidad de la luz o más, apreciando cada gota ínfima de sonido en todo su esplendor.    Nuestro mundo, en el que podemos hacer lo que queramos con nuestra mente y en donde esta cobra una fuerza que sin el silencio no nos daríamos cuenta que tiene.    Esta fuerza muchas veces se pone en nuestra contra ya que nuestros sentimientos más profundos y pensamientos ilógicos que alguna vez en nuestra vida ideamos, dominan la mente haciendo de las suyas renaciendo resquemores, dolores y recuerdos que la persona quisiera olvidar. Estos pensamientos se ...