Nieve
Dulces recuerdos ficticios producto de nuestra imaginación y nuestras experiencias pasadas, todo eso junto y en combinación con la calidez de unas buenas cobijas en la madrugada de un día helado, frío, nuboso, nevoso... ¿Nevoso?... ¿Nieve?... ¿En Balcarce?... Mi madre es de esas mujeres laburadoras que se levantan bien temprano para tomarse unos mates antes de irse a su respectivo trabajo, de esas mujeres que con toda la felicidad del mundo y con toda la amabilidad del planeta, te despierta y te convida unos mates para que empieces el día con todas las buenas vibras. Ahora, ¿cómo se habrá puesto esa mujer cuando habrá visto nieve? ¿Cómo se imaginan que me habrá despertado? Bueno, no exactamente me reboleó el mate gritando a los cuatro vientos que estaba nevando, pero sí con una alegría más notable que la de cualquier otro día. Si bien la nieve no tiene nada de malo, excepto para el perro que duerme afuera, no es común ver nieve en estas latitudes. Las rarezas en la natural...