Hay de todo
“Hay de todo” , dijo mi vieja cuando le pregunté sobre qué pensaba de la sociedad de hoy en día. “Nunca terminás de conocer a las personas” , me decía mi viejo mientras me contaba que se había sorprendido sobre ciertas actitudes de un conocido. Todos tenemos una suerte de idea sobre las personas, sobre sus actitudes y nuestras respectivas desconfianzas. Todos desconfiamos de todos. ¿Será quizás porque todos en algún momento de nuestras vidas nos vimos traicionados y sorprendidos a la vez por un individuo que nunca pensamos que nos iba a dar la espalda? ¿Será también porque medimos a todos con la misma vara y nos hace pensar que estamos solos en el mundo y que solo en nuestros familiares más cercanos se puede poner las manos en el fuego? Mis familiares y tres o cuatro amigos solo ponen las manos en el fuego por mí; y creo que está bien porque, a fin de cuentas, todos somos iguales, todos somos prejuzgadores y prejuzgados. Ni bien salimos a la calle nos encontramos con cie...