Álbum de figuritas
Hoy en día la gente se queja
por todo. Hasta el más mínimo detalle de algún defecto de tal o cual cosa es
suficiente para desatar otra de quejas maldiciendo a cualquier objeto inanimado
o persona que se cruce primero. Muchas veces estamos acostumbrados a observar
este tipo de aspectos en cualquier ámbito que engloba la vida cotidiana.
Tranquilamente podemos decir entonces que vivimos en una sociedad de
desagradecidos y hasta infelices ¿Infelices?
Si nos dirigimos al RAE, Diccionario
de la Real Academia Española, al buscar el significado de infelicidad
encontramos lo siguiente: "Desgracia, suerte adversa." Y es aquí
donde nos tenemos que situar para empezar a analizar el caso con mayor
profundidad.
Entonces ahora estamos de acuerdo
si decimos que esta sociedad, en cada una de sus particularidades, sufre una
suerte de "desgracia generalizada" ya que, como bien dijimos en las
primeras líneas de esta nota, vivimos quejándonos por todo y por lo cual nos
consideraríamos como desgraciados e infelices - convengamos que hay algunos que
van a estar en mayor o menor medida más infelices según la circunstancia que enfrente el individuo -.
También para seguir
analizando mas aún el caso es necesario definir el antónimo de infelicidad, o
sea felicidad. Es así que el RAE dice lo siguiente: "Estado del ánimo que
se complace en la posesión de un bien.".
Ahora imaginémonos un álbum
de figuritas, como los que compran los chicos que con guardapolvo van a la
escuela primaria. Al momento en el que el chico toma posesión del tan ansiado
álbum su propósito pasa a ser uno solo: Conseguir todas las figuritas de cada
casillero vacío que en un principio abundan. Esta idea puede ser un poco obvia
pero que al trasladarlo a la vida cotidiana pasa a ser mucho mas que clara para
entender ciertos aspectos puntuales para definir mejor la compleja palabra
felicidad.
El álbum es más que
representativo y ejemplificador de la vida, en la que hay que llenarla de
experiencias y sentimientos (estos se ven representados con las figuritas) para
poder poco a poco encontrando la felicidad. Pero a medida que va transcurriendo
el tiempo, nuestras necesidades e intereses son distintos. Esto quiere decir
que nuestro álbum se va agrandando y agregando muchos más casilleros hambrientos
de experiencias nuevas, placeres y momentos necesarios para llenarlos.
Sin duda, la felicidad plena
no existe en ninguno de sus aspectos, y la felicidad común y corriente no es
mas que un mero sentimiento que tarde o temprano se acaba, termina por extinguirse,
obligando al individuo a buscar distintas alternativas para poder extender por
más tiempo esa droga que es el combustible de la vida, el propósito de la
misma.
Todos vivimos para la
felicidad. Es que es la excusa perfecta para demostrar cuanto amamos la vida y
el placer que nos brinda el sentimiento de alegría nos hace seguir luchando día
a día sólo para conseguir un poco más de ese placer que no nos aburre nunca.
Todos tratamos de defender a
muerte esas cosas que nos hace sentir felicidad, entre muchas otras está la
familia, dinero, etc. Es que son la base de la vida debido a que tener todos
esos factores en buen estado nos garantiza una buena estadía sobre el planeta Tierra.
Si la muerte es el vacío y la
alegría es estar lleno, la vida es ese punto que nunca vamos a poder llenar del
todo, porque el hombre común siempre encuentra un casillero vacío en su álbum
de figuritas, o como hablamos anteriormente, se inventa nuevos casilleros
vacíos gracias a las nuevas necesidades. El que dice que vive por la familia o
cual sea la causa, miente. La causa de la vida va a ser y seguirá siendo esa
maldita droga que se llama felicidad.
Pero ¿Qué pasa si nos
quedamos sin razones de ser felices?, o mejor dicho, ¿Qué pasa si nos quedamos
sin razones de ser?
Si el solo el hecho de tener
un casillero vacío en nuestro álbum de felicidad genera malestar, imagínense el
sentimiento de saber que no hay nada a nuestra disposición para poder saciar
ese vacío. De no tener recursos para poder llenarlo. Saber que ese espacio en
blanco nunca se va a llenar es desesperante, incómodo y hasta aveces mortal.
Sí, mortal.
Muchas veces las personas se
rinden ante tal malestar y terminan suicidándose para dejar de lado ese dolor
casi irremediable que corrompe cualquier pensamiento optimista y que de a poco
va comiendo la mente. No todos pueden resistir esa sensación que, como una
sombra en pleno día de verano, persigue a su dueño donde quiera que valla.
"Todos los excesos son
malos"
Ni la infelicidad y el vacío,
o la felicidad desmedida son buenas. La vida humana es un álbum de figuritas.
Siempre va a haber figuritas difíciles de conseguir (nuestros grandes anhelos),
siempre va a haber figuritas que se repiten (los pequeños logros de todos los
días), siempre va a haber figuritas que intercambiamos porque nos sobra y a
otros les falta (los pequeños actos solidarios).
Pero mas allá de todo pensá
que si no tuvieras el álbum nunca hubieses empezado a coleccionar figuritas.
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